domingo, 14 de agosto de 2011

Yósik, el del viejo mercado de Vilnius

Ayer terminé de leer "Yósik, el del viejo mercado de Vilnius" de Joseph Buloff. Podría decir que encontré este libro de casualidad. Era el día de Sant Jordi y yo me disponía a dar una vuelta con mi familia con una larga lista de libros que quería conseguir. Entramos en El Corte Inglés del Portal de l'Àngel y entre el agobio de la gente y la gran cantidad de libros, de forma casual vi un libro que estaba fuera de lugar. Puesto en una estantería que no era la suya. Me llamó la atención. Siempre me ha gusta creer lo que se decía en "L'ombra del vent" ("La sombra del viento") de Carlos Ruiz Zafón, eso de que el libro elige a la persona y no al revés. En cierto modo, siempre que voy a comprar un libro nuevo, suelo ir sin ninguna elección y me dejo llevar hasta elegir el libro que más me llame la atención y fue eso lo que me pasó con este libro. Pero ésta vez yo tenía una larga lista de libros que quería conseguir así que volví a dejarlo donde estaba y me marché. A lo largo del día tan solo pude encontrar uno de los libros que quería (aún pendiente de leerlo). Y durante todo el día no dejaba de abordarme un pensamiento un tanto supersticioso de que aquél libro estaba ahí para mi, así que finalmente volví a El Corte Inglés y ahí seguía el libro. Ésta vez si lo compré.

Es un libro autobiográfico de la infáncia del autor, un judío que vivió la Primera Guerra Mundial, en esa zona de Europa en la que los territorios aún no estaban definidos. En él vemos como gracias a su labia consigue salir airoso de todos los contratiempos que se podían vivir en la época, los cuales se acentuaban al ser judio.

En cuanto al autor citaré lo que pone en el interior del libro sobre él:

Joseph Buloff. Vilnius (Lituania), 1899 - Nueva York, 1985.
La carrera artística de Buloff, primer actor de la Compañía Teatral de Vilnius, y de su mujer, primera actriz e hija del fundador de dicha compañía en Polónia, figuran entre las más extensas de la historia del teatro judío.
El joven actor abandonó Europa oriental en 1926, y desembarcó en los Estados Unidos, donde se incorporó al Yiddish Art Theater de Maurice Schwartz. A mediados de los años treinta actuaba también en inglés, participando en más de 225 obras antes de 1936, año de su debut en Broadway. Buloff creó míticos personajes como Ali Hakim, el vendedor ambulante persa, y dirigió la obra Mr. McThing en Broadway, aunque se hizo especialmente famoso por su interpretación del Di Mahashefah (El brujo) de Chéjov, que llegó a representar en Johannesburgo en 1950. Debutó en el cine en 1949 con la película Let's make music.

Tal y como dice Buloff en su libro:

“El hombre muere dos veces. Una cuando deja a los que quedan vivos. Y la segunda cuando los vivos lo olvidan.”
Así pues Joseph Buloff se ha encargado de no morir por segunda vez con éstas memórias, que más que un libro de recuerdos parece un libro de aventuras, mostrándonos su infáncia y la dureza de los tiempos que vivió. Tal y como decía la crítica del Washington Post Book, Buloff "dota a sus memorias de las cualidades universales de la gran literatura".
Un libro más que recomendable.

3 comentarios:

poluxlisbon dijo...

Hace poco también leí un testimonio de la misma historia, y la verdad es que de momento prefiero elegir ficción, me dejó un poco tocada, la verdad... no se por qué pero en estos casos me dicen mucho más los libros que las películas, o sea, las palabras que las imágenes, y leerlo... telita!!

P.S. Me gusta el cambio de look!

G. dijo...

Si? Te gusta el cambio de look? A mi no me acaba de convencer... Pero bueno.

Pues la verdad es que este libro no es para nada fuerte, en el sentido de cosas desagradables porque está bastante narrado desde la perspectiva en como lo vivía él cuando era niño.
A ver si mañana tengo tiempo (que no creo) y empiezo otro que tengo pendiente.

poluxlisbon dijo...

Me gusta más que antes, el aspecto... más que nada por la fotaza que tenías, que ocupaba casi toda la pantalla, así en pequeño mejor, pero bueno, seguramente esté mejorable... dejémoslo en que para mientras tanto no está mal! jejej