miércoles, 28 de julio de 2010

Día y Noche

Hace dos domingos fui al cine, al Conde Duque de Goya para ser más exactos, fuimos a ver "Noche y día". Pagamos la entrada y ya sentados decidí ir a por palomitas.
Sólo había un chico atendiendo y una cola un tanto larga, y la película empezaba en cinco minutos pero aún así decidí esperar. Durante la cola me pregunté cómo, sabiendo que coincidian algunas sesiones, los dirigentes de la sala no habían contratado a más personal y no tenían a dos personas atendiendo en la "barra" para comprar palomitas.
A medida que passaban los minutos mi nerviosismo iba en aumento ya que no soporto ver una película empezada. Finalmente llegó mi turno, le pedí un menú con un cubo de palomitas y dos coca-colas que costaba unos 10€ con algo, o 11, ahora no lo recuerdo bien. El chico me dio el cubo, yo le di un billete de 20€, y mientras llenaba las coca-colas me dio el cambio.
De repente algo me extrañó, vi que había demasiados billetes en mi mano, y entonces tuve un lápsus mental. "¿Le he dado un billete de 50 o uno de 20?" me pregunté mentalmente, hasta que tras unos segundos de incertidumbre superé ese lápsus y me di cuenta de que le había dado un billete de 20€ y él me había devuelto cambio de 50€.
Ahora no estoy en mi mejor momento económico de hecho, estoy en uno de los peores y me quedé un segundo mirando el fajo de billetes y luego al chico y entonces...

¿Tú que habrías hecho?
a) Eres una persona honrada, y le dices al chico que te ha devuelto cambio de más.
b) Cómo estás en un momento crítico económicamente hablando no dices nada y te lo guardas en la cartera. No es tu culpa que el chico no esté atento.


Continuará...

2 comentarios:

Anto dijo...

Ésto me pasó una vez y no lo dije, aunque luego dándole vueltas pensé que habría que haberlo dicho, no sé... lo que me da pena es que a lo mejor luego le toca reponer al chaval la caja...

[a]

Eynar Oxartum dijo...

Cuando me pasó a mí yo sí que lo dije (y eran tiempos en los que compraba arroz en el súper porque era más barato que otras cosas). Y no me arrepiento. Lo del mal momento económico lo podemos decir todos, incluido el chico que está trabajando (porque si estuviera en un buen momento económico no estaría allí trabajando como un burro).

Años más tarde agradecí que otras personas fueran así conmigo. Trabajaba en un hotel de Dublín, y entre el muchísimo trabajo que tenía y lo despistado que soy me equivoqué más de una vez. Los irlandeses y escoceses siempre me avisaron y no tuve sorpresas. Si las hubiera tenido, habría tenido que ponerlo yo antes de que llegara el jefe a echar las cuentas (porque si falta dinero lo primero que piensa el jefe no es que seas un despistado, sino que eres un ladrón y el dinero te lo quedas tú).